El temor a engordar es muy común en nuestra sociedad, en la que el valor de la delgadez es un símbolo de éxito y un ideal a alcanzar, y en el que la gordura es tratada con rechazo, miedo y exclusión. Un lugar al que nadie quiere ir.
Así que si sientes miedo a engordar, es completamente natural en un contexto como este. Ahora bien, los cuerpos cambian a lo largo de la vida, estamos viv@s y nos pasan cosas, y nuestro cuerpo refleja de un modo u otro nuestras vivencias, nuestros procesos.
Cuando el miedo impide la vida
La vida es puro cambio y movimiento y el cuerpo como parte de tu vida, también.
El cuerpo cambia en periodos de transformaciones personales, también cuando enfermamos, o cuando estamos en diferentes momentos de nuestro ciclo menstrual, si es el caso, también si gestas a un bebé en tu vientre, a veces si pasas una época de nervios, otras veces hormonalmente tenemos cambios y esto se ve reflejado en el tamaño y peso del cuerpo, también dependerá del metabolismo, la genética…
Hay un sinfín de situaciones por las que el cuerpo cambia, y cuando vives con miedo a engordar, vives también con miedo a vivir tu propia vida.
Esto no es bueno ni malo, no quiero juzgar nada con este artículo, sin embargo sí me gustaría que junt@s podamos tomar consciencia de la limitación para una vida plena cuando el miedo a engordar dirige tu vida, cuando se pone en el centro de tus días y tus decisiones giran en torno a este miedo.
Para poder atender lo que está ocurriendo bajo ese temor necesitas adentrarte en tu mundo emocional, y esto, a veces, puede no resultarte sencillo, o puede que requiera durante un periodo, un acompañamiento profesional para indagar en las profundidades de tu mente.
La curiosidad como estrategia
Para iniciar un viaje hacia tu interior y atender lo que se esconde detrás de ese miedo que sientes a engordar, te voy a invitar a activar tu curiosidad.
La curiosidad es el deseo humano por conocer o averiguar algo, que los niñ@s sienten de una manera muy natural, y al que se conectan con mucha facilidad. Este deseo nos impulsa a conocer el mundo y nos permite aprender para formar parte de él.
Este deseo por conocer en las personas adultas puede estar adormecido debido a tantos deberías y estructuras en las que hemos organizado nuestros días, llenos de tareas por hacer, tensión y estrés. Sin embargo podemos activar este deseo humano en entornos y espacios en los que sentimos seguridad.
Mi invitación para ti es, de algún modo, invocar esa curiosidad de tu niño o niña interior, que un día fuiste, activar tu propia curiosidad por conocer tu propio mundo emocional.
¡Vamos allá!
¿Qué está protegiendo tu miedo a engordar?**
El miedo es una emoción básica, que sentimos todas las personas alrededor del mundo, en distintas culturas y sociedades. Esta emoción nos protege de un posible peligro. Puede ser un peligro físico de ser atropellada por un coche, o bien un peligro emocional como ser rechazada, juzgada o ridiculizada por un grupo de iguales.
Cuando hablo de miedo me refiero también a todas las emociones que englobaríamos dentro de la familia de esta emoción, es decir: inseguridad, desconfianza, terror, dudas, incomprensión, susto…
En el contexto en el que vivimos muy probablemente engordar signifique para ti ser rechazada o señalada, quizás ridiculizada o avergonzada, puede que tras ese miedo a engordar esté oculta alguna experiencia o época difícil en tu vida, en la que te resultó más sencillo controlar el tamaño de tu cuerpo para protegerte que enfrentarte a alguien o a cierta situación.
Quizás tu miedo a engordar te está protegiendo de asumir tu autonomía, tu poder, tu voz única en el mundo. Puede ocurrir que en el pasado aprendieras a callar tu fuerza, tu poder o tu verdad para encajar en entornos que no potenciaban la diversidad de opiniones, o el mostrar autenticidad, y reprimirte a ti fue una forma de cuidarte y protegerte entonces.
Quizás tu miedo te protege porque es como un programa de software que no está actualizado y repite un patrón aprendido, que en un momento fue muy útil y valioso.
Escuchar tu miedo para calmarlo
Estos posibles miedos que expongo en este texto son algunos ejemplos, algunas situaciones en las que me he encontrado acompañándome y acompañando a tantas personas con este miedo presidiendo sus días. Sin embargo puede que tu miedo tenga otros colores, otras aristas, otros sentidos o significados. La tarea para acompañarlo será escucharlo.
El miedo no es malo, no es algo a eliminar o ignorar. El miedo es una parte de ti que está expresándose. Cuando aprendes a escucharlo y atenderlo éste se calma, se transforma, y puedes avanzar en tu vida y vivir aquello que anhelas y necesitas.
Una primera aproximación a tu propio miedo puede ser sentarte un rato tranquilamente delante de un papel, quizás con música agradable, en un lugar que te guste, y preguntarle a tu miedo a engordar: de verdad de verdad, parte que estás asustada, ¿de qué tienes miedo? ¿qué es eso que te asusta tanto? y anota todas aquellas ideas que broten en tu mente, sin juzgarlas, deja que salgan y te cuenten. Y escúchalas, en la medida que puedas, y si no puedes y es muy abrumador para ti, busca quién te acompañe con esto.
En esa misma escucha seguramente ya ocurran cosas diferentes, tomar consciencia de algo, aunque continúe el patrón conductual activo, no es poca cosa, así que celebra todo aquello que tu miedo te cuente, celebra tu valentía de sentarte a esucharte y escuchar esa parte de ti que está asustada.
Yo celebro que hayas llegado hasta aquí, y que juntas pongamos un poco más de luz a esas partes internas asustadas, que quizás llevan mucho tiempo sin ser escuchadas, y que por fin hoy, puedan ser miradas de un modo nuevo.
Si quieres estar acompañada en tu proceso de escucha de tu miedo a engordar, o poner luz en un contexto psicoterapéutico a todo este entramado interno, puedes contactarme en hola@soniagutierrez.es o bien el whatsapp más abajo.
Si quieres comentarme tu opinión acerca de este artículo estáre encantada de leerte en comentarios.
Gracias por llegar hasta aquí.
Un abrazo.
**escribo en femenino en este texto, refiriéndome a todas las personas.